sábado
Es me todo
Por él se inventó la palabra metódico. Para todo tiene una serie de elementos a tener en cuenta, formas perfectas de llevar adelante hasta el más mínimo detalle. Es exigente con cada una de las cosas que pretende poseer, siempre lo mejor. Nunca se conforma con poco, ni con la mediocridad o las cosas a medias. Yo, lo opuesto a él. Siempre barajando las posibilidades en el aire. Haciendo para zafar, como venga y mañana vemos.
Cuando apoyaba su cabeza en mi hombro, la mía empezaba a volar. De tanto en tanto esa cabecita saltaba y se suspendía en el aire lo que dura un suspiro o que el bondi salga de la cuneta. Yo volvía a la realidad... pero sólo por un momento.
Es una de las personas más buenas que conozco, más fieles y compañeras. Sin querer queriendo se encomendó la díficil tarea de armar mi rompecabezas. Cada día
tomaba las piezas una por una, las miraba con ternura y sonreía. Durante mucho tiempo pegó las que estaban rotas y limpió las que estaban sucias. Desarmó todo lo hecho, empezó de cero y con mucha paciencia inició el montaje.
Un viernes entre trompetas y humos en la cara lo terminó. No sabía como agradecerle tal acto de amor. Regalarle mis días hasta el final de los tiempos me pareció bastante oportuno.
Yo quiero llenar mi vida de sus métodos. Aprender de su paciencia infinita, de su respeto intachable. Y creo que esta vuelta el destino me va a dar una mano.


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