miércoles

La importancia de ser Ernesto

Capítulo 1

Las escapadas de fin de semana hicieron que ese domingo la mesa tuviera la mitad de los platos y como consecuencia un silencio molesto, tan molesto como el barullo de los chicos, que en ese momento hacía mucha falta.

Sin embargo, nos dispusimos a cumplir el ritual de todos los años. Esta vez la cabecera estaba vacía y la derecha la ocupaba el tío, bastante más demacrado que la última vez que lo había visto.

Cuándo lo saludé no me reconoció. Para él Caterina era una nena inquieta y charlatana de 9 años que tenía poca paciencia a la hora del 'cuento de la buena pipa'. Cierto, nos habíamos cruzado hace unos años en Navidad o en el negocio alguna que otra tarde, pero el recuerdo latente en su cansada memoria era el de la nena con trencitas. Nada que ver con esa extraña de casi 20 que lo saludaba escondiendo la tristeza en el fondo de los ojos. No muy confiado de que se tratara de la misma persona sólo atinó a preguntar ¿Cuánto hace qué no nos vemos?.

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